Las apoproteínas son los componentes proteicos de las lipoproteínas. Son proteínas anfipáticas con un elevado contenido en estructura helicoidal que se asocian débilmente con las partículas lipoproteicas. Su contenido helicoidal aumenta cuando se incorporan a las lipoproteínas; se trata de hélices α que tienen sus residuos hidrófilos e hidrófobos situados en lados opuestos de la estructura; la parte hidrófila interacciona con el medio acuoso y con la cabeza polar de los fosfolípidos de la lipoproteína y la hidrófoba se orienta hacia el núcleo no polar de la lipoproteína, los primeros grupos metileno de las cadenas aciladas.
Las hélices α de las apoproteínas "flotan" sobre la
superficie de los fosfolípidos de las
lipoproteínas y
sirven como ligandos para receptores celulares y como cofactores de
enzimas implicadas en el metabolismo de las propias
lipoproteínas. Puede haber transferencia de apoproteínas entre
distintas lipoproteínas. Los principales lugares donde se
sintetizan
apoproteínas son el hígado y el intestino
delgado.
En las lipoproteínas humanas existen unos diez tipos de apoproteínas mayoritarias cuyas funciones son:
Todas estas apoproteínas son monómeros salvo la apoA-II que es un dímero con las dos subunidades unidas por un puente disulfuro. Estructuralmente, todas tienen un elevado contenido helicoidal que aumenta cuando están incorporadas en las lipoproteínas ya que las hélices se estabilizan en el ambiente lipídico.
(Ver presencia de las apoproteínas en las lipoproteínas)
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