Los ácidos grasos forman parte de otros lípidos
(glicerofosfolípidos, esfingolípidos, formas liso,
acilgliceroles, ceras) y son,
por tanto, responsables de muchas de las propiedades físicas y
químicas de esas moléculas. Por ejemplo, condicionan
muchas de las propiedadas y funciones de los lípidos de membrana
que los contienen.
Sin embargo, los ácidos grasos también son importantes en su forma "libre" o no esterificada; así pueden ser fuente de energía y de agua metabólica a través de su oxidación en el catabolismo o precursores de otras biomoléculas: eicosanoides, feromonas de insectos, metabolitos secundarios de plantas.
Por sí mismos, y también muchos derivados suyos, algunos ácidos grasos son ligandos de receptores tanto intracelulares como de membrana lo que les da un papel en las vías de transducción de señales celulares.
En otros casos, ciertos ácidos grasos actúan como anclaje
lipídico para proteínas normalmente implicadas en procesos
de señalización celular (subunidades α
de proteínas G heterotriméricas, proteínas G
pequeñas, tirosín quinasas citoplásmicas = NRTK).
Hay dos posibilidades: N-miristoilación
y S-acilación
-con mayor frecuencia, palmitoilación-
de proteínas; en
el primer caso, la unión del ácido graso es permanente y se establece
por un
enlace amida y en el segundo es reversible y se da a través de
un enlace tioéster.
En animales, los ácidos grasos pueden proceder de la dieta
(ver el origen de los ácidos
grasos de la dieta) o ser sintetizados en el organismo
(excepto los ácidos grasos esenciales). Los
ácidos grasos de la dieta de cadena corta y media
normalmente no se esterifican sino que se oxidan para proporcionar
energía; los de cadena larga se esterifican para dar
triacilgliceroles o lípidos estructurales; los ácidos
grasos poliinsaturados se incorporan mayoritariamente en
glicerofosfolípidos.
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