Según la definición acordada en 2006 en el Keystone Symposium of Lipid Rafts and Cell Function, las balsas de membrana "son dominios pequeños (10-200 nm), heterogéneos y muy dinámicos enriquecidos en esfingolípidos y esteroles que compartimentan los procesos celulares. A veces, las pequeñas balsas se estabilizan y forman estructuras más grandes mediante interacciones proteína-proteína y proteína-lípido". Se trata, por tanto, de microdominios especializados de la membrana tanto en su composición como en su funcionalidad, también conocidos como balsas lipídicas (lipid rafts).
En los esfingolípidos de estas balsas abundan los ácidos grasos saturados que se empaquetan estrechamente con el colesterol haciendo que estas zonas sean más ordenadas y menos fluidas (con temperaturas de fusión más altas) que otras zonas de la membrana en las que haya más glicerofosfolípidos; ese alto empaquetamiento de las cadenas aciladas es esencial para la organización de la balsa lipídica pues hace que estas regiones ricas en esfingolípidos formen una fase "líquida ordenada" (Lo) rodeada por dominios ricos en glicerofosfolípidos que constituyen una estructura "líquida desordenada" (Ld).
En la figura se muestra el esquema de una balsa de membrana:
Las balsas de membrana están implicadas en muchos procesos celulares, fundamentalmente en la dinámica (o tráfico) de membranas y sus componentes, y en la señalización celular; también son sitios de entrada para virus y toxinas y puntos de ensamblaje y salida para ciertos virus.
En las balsas de membrana se concentran proteínas citoplásmicas miristoiladas o palmitoiladas o proteínas de la superficie celular con anclajes GPI, que en muchos casos son proteínas implicadas en la transducción de señales (proteínas G, receptores de factores de crecimiento, distintas quinasas: Src, PKC, MAPK, etc.), que en las balsas se colocalizan e interaccionan con otros componentes de los sistemas de señalización celular.