El colesterol es el esterol
característico de las células animales. Se aisló por primera vez de cálculos biliares a finales del s. XVIII y, en principio, se denominó colesterina, pero su compleja estructura no fue determinada hasta principios del s. XX y su estereoisomería (debida a que tiene ocho carbonos asimétricos
) hasta mediados de ese mismo siglo.
Se trata de un compuesto alicíclico cuya estructura incluye:
Los cuatro anillos del esterano y la cadena hidrocarbonada
sustituyente del anillo D del colesterol constituyen una estructura
compacta, rígida e
hidrófoba
aunque la molécula es
anfipática
porque tiene una pequeña parte polar
, el
hidroxilo del carbono 3.
La esterificación del colesterol elimina el único
grupo hidrófilo (-OH), por lo que aumenta la apolaridad de la
molécula. En las membranas celulares animales el colesterol
está sin esterificar; en el plasma, la mayor parte se encuentra
como ésteres de colesterol, normalmente con ácido
linoleico, que se transportan formando parte de las
lipoproteínas
plasmáticas. Los ésteres de
colesterol son también la forma en que se acumula esta
molécula en las gotas lipídicas de los tejidos
esteroidogénicos.
El colesterol puede proceder de la dieta (exógeno) o puede sintetizarse de novo (colesterol endógeno) en
prácticamente todas las células del organismo, sobre todo
en las de hígado, intestino y piel, y en el cerebro cuando se
produce la mielinización. En su degradación, no se
metaboliza hasta CO2 y H2O, sino que genera ácidos biliares
que permiten la absorción de los lípidos de la dieta.