Los jabones
son sales
sódicas o
potásicas de los ácidos grasos, solubles en agua.
Se fabrican a partir de grasas o
aceites
(que son
mezclas de
triacilgliceroles
) o de sus
ácidos grasos
, mediante
tratamiento con un álcali o base fuerte
(hidróxido sódico, que dará jabones
“duros”, o hidróxido
potásico, que dará jabones
“blandos” más adecuados para jabones
líquidos y cremas de afeitar). Por sus características, los
jabones son
surfactantes
aniónicos.
El proceso de fabricación de los jabones a partir
de triacilgliceroles es la saponificación (ver reacción):
La segunda posibilidad para la fabricación de jabones es la neutralización de ácidos grasos con álcali. Para ello, primero hay que hidrolizar las grasas y aceites empleando corrientes a alta presión que separan los ácidos grasos de la glicerina o glicerol. Después se purifican los ácidos grasos por destilación y ya se pueden neutralizar con el álcali para dar el jabón.
La dureza del agua se debe a la presencia de sales minerales, principalmente de calcio y magnesio, pero también de hierro y manganeso. Estas sales minerales reaccionan con los jabones para dar precipitados insolubles; por eso la eficacia limpiadora de los jabones se reduce con la dureza del agua. Otro problema que tienen los jabones es que la baja acidez de los ácidos grasos hace que sus sales con metales alcalinos sean ligeramente básicas (pH = 8-9) y cuando el pH de una disolución jabonosa baja debido a la presencia de contaminantes acídicos, los ácidos grasos precipitan.
Los detergentes son
productos limpiadores más
eficaces que los jabones porque contienen mezclas de
surfactantes que
les permiten trabajar en distintas condiciones; por eso son
menos sensibles a la dureza del agua que los jabones.
La mayor parte de los surfactantes que contienen los
detergentes se han desarrollado a partir de productos
petroquímicos, derivados del petróleo, y
oleoquímicos, a partir de distintos aceites y grasas. Las cadenas
hidrocarbonadas derivadas de grasas, aceites
o petróleo constituyen la parte hidrófoba de
la molécula de surfactante, mientras que compuestos como
trióxido de azufre, ácido sulfúrico u
óxido de etileno se utilizan para constituir la parte
hidrófila
de esa
molécula. La
tendencia actual de apartarnos de los derivados del petróleo, que son
materiales no renovables, y de favorecer el uso de materiales
"más
naturales" ha hecho que se potencie para su uso como detergentes el
desarrollo de surfactantes derivados de los oleoquímicos y también de
glúcidos, p.ej. los poliglucósidos de
alquilo.
Aparte de los surfactantes, los detergentes incorporan otras sustancias como:
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