La molécula de DNA se estira mecánicamente entre la esfera y la superficie de vidrio, gracias a un imán situado sobre el eje de la hélice de DNA. La distancia entre la esfera y la superficie de vidrio (que mide la extensión del DNA) se monitoriza en tiempo real usando videomicroscopía.
Además, rotando el imán se induce la rotación de la esfera, con lo que se modifica la torsión de la molécula del DNA; esto provoca la formación de superenrollamientos y, por tanto, un cambio medible de .
En la figura interactiva puede observarse este fenómeno de extensión de la molécula de DNA al introducir o eliminar torsión (y, con ella, superenrollamientos):
Se construye una curva de calibrado experimental que relaciona con el número de rotaciones del imán a la derecha o a la izquierda y, por tanto, se puede relacionar el número de vueltas superhelicoidales negativas o positivas con ese cambio en extensión de la molécula.
Los experimentos demuestran que cambia de forma aproximadamente lineal con el número de vueltas superhelicoidales negativas o positivas. Bajo las condiciones de este experimento, el cambio observado en fue de 56 ± 5 nm por cada vuelta superhelicoidal.